La poesía puede devolvernos ciertos rituales que fueron reino, hace muchos siglos, de lo contemplativo que ahora, casi, agoniza. Me imagino a Ronald sentado a la orilla del mar, fiel secretario de los rumores de toda esa inmensidad. Lleva el dictado con paciencia y luego escribe notas que pueden ser llevadas por los pájaros a los cuatro puntos cardinales. Sorbo el éter lluvioso,/endomingado de pasado . Me dice una de las aves que llega a posarse en mi ventana, frente a otra infinidad del mar. Al leer estos sutiles textos no puedo dejar de recordar al poeta hondureño Nelson Merren en su poema Paisaje con un tronco podrido, y hago el silencio necesario para lograr la conjunción de estos poetas que dialogan desde distancias temporales lejanas y profundas. Cada vez que respira,/ el mar lo mueve un poco,/ lo tira más allá,/ luego lo trae,/ y lleva horas en esto. Es lo que dice Nelson Merren para que Ronald Augusto le responda: Vagas espurcas como um cuspo que retroagisse à
Ronald Augusto é poeta e ensaísta. Licenciado em Filosofia pela UFRGS e Mestre em Letras (Teoria, Crítica e Comparatismo) pela mesma universidade. É autor de, entre outros, Homem ao Rubro (1983), Vá de Valha (1992), Confissões Aplicadas (2004), No Assoalho Duro (2007), Cair de Costas (2012), Oliveira Silveira: poesia reunida (2012), e Decupagens Assim (2012). É colunista do site Sul21 https://www.sul21.com.br/editoria/colunas/ronald-augusto/